Mentiras online


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Texto y Foto Cristina García.

Una noche me desperté a eso de las 4.30 con malestar. Cuando me miré al espejo pude ver que me habían caído encima todos los años que había ido acumulando durante todo el maldito tiempo de mi vida. Así que decidí buscar a mis compañeros del colegio. Para ver si a ellos les había sucedido lo mismo.

Tuve que agregar en Facebook a mucha gente que con el tiempo hubo desaparecido para mí.  La gente me abrió sus puertas como conmovidos por la nostalgia. Me saludaban y me enviaban mensajes por mi cumpleaños. Volvieron a aparecer como traídos por una fina capa de lluvia que te empaña las gafas.

Casi todos aparecían en las fotografías como seres distorsionados a como les recordaba , junto a las respectivas parejas, o inmortalizados junto a un plato de comida rápida. Apoyando los codos en un restaurante de lujo, celebrando su boda o el bautizo de su primer hijo.

Supe lo de la distorsión por mi amigo Alfredo al que un día me crucé por la calle y al que vi distinto a las fotografías que colgaba en su perfil.

Lo primero que hizo cuando me vio fue voltear la cara para hacer que miraba hacia un escaparate pero el gesto se vio forzado ya que hacia ese lado solo existía la pared.
Tuvo que dejar de mirar en esa dirección (lo colocaba en una postura bastante ridícula)  para encontrarse con mis ojos que lo repasaban como un escáner visual de reconocimiento. Buscaban lo que quedaba de Alfredo al que le había sucedido lo mismo que a mi: se le habían desmoronado los años como rocas que caen por un desfiladero.

– Me pasó a las 4.30 d la madrugada. Me desperté con un profundo dolor en el pecho y una sensación de que me iba a morir en ese preciso instante.

Alfredo me miraba delante de su taza de café cuyo humo se esparcía como un pulpo blanco por el bar. Después de fingir que no me había visto, se rindió a la culpabilidad y quiso por cortesía tomar un café en el bar de la esquina.

Le conté de lo mío y el me contó lo suyo:

-A mi me pasó cuando Inés me dijo que estaba embarazada. Ese día fue una pesadilla. Es una sensación de agonía lo que ese niño me recuerda. Significa que existirá una parte de mi que perdurará en el tiempo. No sé si eso me agrada.

Alfredo había sido el primero de nuestra promoción y trabajaba en uno de los mejores bufetes de abogados. Se había juntado con Inés, una chica danesa que conoció en un Erasmus y ambos vivían en Barcelona. Ese fue el último dato que supe de él hasta retomar nuevo contacto. En las fotos, se les veía felices e incluso habían revelado en varias actualizaciones de estado que esperaban un niño al que llamarían Carlos.

Me sorprendí al descubrir que existían otros en la misma situación.

– Te has cruzado con alguien a parte de mi?

-No hasta la fecha.

Alfredo y yo caímos en la cuenta de que lo sucedido no había sido casualidad .
Incluso llegamos a pensar en si todos nuestro contactos( a parte de nosotros) eran reales o producto de una base de datos que diseña las vidas ajenas.
Y nos reímos al unísono después de verbalizar todas estas tonterías aun cuando sabes que hay algo de verdad en tu paranoia.

-Y yo que pensaba que te iba bien.

-Pues ya ves, estoy más jodido que tu.

1 Comentario en Mentiras online

  1. «Cuando me miré al espejo pude ver que me habían caído encima todos los años que había ido acumulando durante todo el maldito tiempo de mi vida. Así que decidí buscar a mis compañeros del colegio. Para ver si a ellos les había sucedido lo mismo.»
    Me reconocí en el opuesto. Para corroborar mi sensación de Dorian Grey busqué ex compañeros. Y comprobé que los años – los de ellos, los míos – los habían aniquilado a fuerza de arrugas y de canas.

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