ZINEMALDIA.CAT’2014: IKASTOLA PROPERA


Por Juan Marea.
znmldVer películas me permite cuestionarme, buscarme y casi encontrarme. Y cuando la programación se aparta de la comercialidad, tiemblo: Sé de antemano que no podré diluirme en medio de un estallido audiovisual pirotécnico. Siento, en cambio, que me reforzaré dejando que la pantalla resalte mi contorno de individuo. Porque yo también me nutro de esos pedazos de mundo construidos por cineastas no tan ajenos, filmados no tan lejos, y que persiguen que repare en una cosa y en otra.

Zinemaldia.cat se celebró del 13 al 22 de febrero en los Cinemes Girona de Barcelona. Y la Txapela de Oro se estrenó como trofeo distintivo cubriendo con perseverancia vasca un programa de obras inéditas en Cataluña. De este modo, además, el Centro Cultural Euskal Etxea presentaba la IX Edición de una propuesta que este año se convertía en Festival.

Con “EUSKARA JENDEA” (“Vascos: su lengua a través de la historia”) recordamos ilusionados que continuidad y apertura no son solo dos términos embellecederos de campañas políticas. Sino que su magnetismo les lleva a andar paralelos. Así lo aclaran Adur Larrea, Xamar, Lutxo Egia, Mikel Arredondo, Lon Fernandeze Hibai Castro, directores de dicha serie televisiva sobre las dificultades de una lengua fascinante por su origen ignoto, el instinto de supervivencia de sus hablantes y de un “color específico para ver el mundo”. Sus autores no se duermen en los laureles, cogen el rábano por las hojas y ahí radica la principal virtud de este trabajo casi artesanal: una exposición directa de la cuestión; la articulación de su discurso fílmico a cuatro voces limpias, las de cuasihéroes con dualidad muy estimulante: profesionales de la divulgación de la lengua y exploradores artísticos convencidos; y un mensaje perenne: La necesidad de reivindicar el pluralismo para que las sensibilidades puedan sumar al sentirse orgullosas de ser diferentes. El último episodio de la serie fue el que se proyectó y supuso un preámbulo idóneo para el debate. Aunque, más allá de su valor divulgativo, viajó por nuestra predisposición la poesía de los testimonios particulares, a medio camino de la utopía social y la lucha diaria en aras de la evolución del extraordinario “euskara”.

Llegó Aitor Merino para la clausura de Zinemaldia subrayando que entre amigos todo vale. Si hay respeto. Su propuesta, “ASIER ETA BIOK(“Asier y yo”), contada junto a su hermana Amaia, está repleta de amenidad, humor y frescura. Y además da una lección sobre cómo un tema espinoso pierde hermetismo cuando se trata de frente y sin dogmatizar. La película entretiene y da la bienvenida a todo aquel dispuesto a cambiar prejuicios por ternura; censura por expresividad y trascendentalismo por cotidianidad. Combinando los clichés de una comedia juvenil, la gracia y fotogenia del propio Merino como protagonista y narrando con sinceridad el crecimiento de su amistad con un compañero de colegio que apostó por ETA, este documental se mueve entre el desenfado (magnífica la escena de la detención ilegal del protagonista cuando dormía plácidamente y explicada como si fuese una anécdota desternillante), la ambigüedad moral (una vez más, el “malvado” de la función es de una humanidad pasmosa) y el sentimentalismo nada melifluo (el reencuentro de Asier con los suyos recién salido de prisión es de una emotividad tan cercana que siembra en el espectador la semilla de una duda más que razonable: ¿Sueñan los terroristas con ovejas invasoras?). Y lo mejor de todo: que se puede ver la película el miércoles 26 y el jueves 27 en los mismos gozosos Cinemes Girona.

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