Grace Brown, denuncia y fotografía

Por Cristina García

Una acción repetida y un colectivo que asoma.
Víctimas silenciosas que a través de una expresión artística revelan una realidad presente, con una larga lista de afectados que se suman cada día.
Grace Brown, comenzó en esto por casualidad, cuando fotografió a su mejor amiga después de que esta, le hubiera confesado que sufrió abusos en la adolescencia.
Fotografió lo que quedaba de ella y ese momento, captando también el poder que tienen las palabras para liberarnos o atarnos a un recuerdo.

El ejercicio fue el siguiente:
Se colocó detrás de su cámara y le pidió que escribiera y sujetara un cartel con las palabras que recordara de su agresor. Más tarde subió la foto a internet y lo que comenzó como una denuncia a pequeña escala, es hoy,  un proyecto que ha superado fronteras. Y al que cada día, siguen llegando miles de fotografías. En lugar de alejarse de ese momento traumático, el sujeto, vuelve al lugar y al momento del suceso y recuerda, mediante el retrato, cuáles fueron las palabras de su agresor.
Un ejercicio duro, escalofriante, que tiene como fin hacer frente a una problemática, dándole otra lectura. La que aparece en la boca del otro.
Partiendo de este ejercicio, Brown, comenzó un proyecto en el que se sumaron miles de voces: las de aquellas personas a las que les había sucedido lo mismo. Y eran ellas mismas las que escribían y se hacían una foto para denunciar una realidad vivida y al mismo tiempo hacían frente a su drama personal.
En el post de hoy queremos recalcar el poder de convocatoria que posee el arte, en un ejercicio valiente e íntimo, para denunciar una realidad. Lejos de  todo morbo y  sensacionalismo. Una reflexión sobre cómo las palabras tienen el poder de liberarnos o anclarnos a nuestros fantasmas interiores.

Muy duro.