ilustración

Por Cristina García.Daniel Horowitz, presenta a todas sus criaturas con ironía. Los pedazos, el híbrido del resultado final, es ensalzado como una pieza de caza única y extraña que llevarse a la boca tras la cacería. Casi todos los ejemplos de su obra parecen sacados de un libro de historia de la pintura,  son la huella de una batalla naval digna del propio Napoleón Bonaparte o parecen simular entretenimientos de la vida natural y diaria.Horowitz hace hincapié en las grandes obras universales, en su estela, reinterpretando cada fragmento como un poeta lírico que canta las hazañas de la batalla donde alguien importante perdió la testa. Y no solo eso.Muchos de los protagonistas están faltos de alguna parte del cuerpo. Han sido mutilados por el artista que les modifica como una pieza de modelaje en plastilina con una anchura y longitud en desproporción con el resto del cuerpo. Agarrando de aquí y de allá, logrando el resultado que a él le interesa. Ridiculizando al ...Seguir leyendo